¿El riesgo solo es negativo?

En el ámbito común, el término «riesgo» suele asociarse a eventos negativos, pero su definición va más allá.

Según la norma ISO 31000 de 2018 y desde su primera versión de 2009, el riesgo se define como el «efecto de la incertidumbre sobre los objetivos». En otras palabras, el riesgo se refiere al efecto probable de un evento incierto, ya sea positivo o negativo, sobre el logro de los objetivos establecidos.

Por qué es importante comprender el riesgo:

Entender el concepto de riesgo es fundamental para la toma de decisiones estratégicas en cualquier organización. Permite anticipar posibles desviaciones de lo esperado, tanto positivas como negativas, y tomar medidas para minimizar los impactos negativos y aprovechar las oportunidades que se presenten.

Pueden hacerse análisis de riesgo en diferentes tipos de objetivos, por ejemplo:

Objetivos Estratégicos:

Riesgo positivo: La innovación tecnológica abre nuevas oportunidades de mercado.
Riesgo negativo: Cambios en las regulaciones afectan negativamente la competitividad.

Objetivos Comerciales:

Riesgo positivo: Una campaña de marketing exitosa aumenta las ventas.
Riesgo negativo: Un error en el sistema de facturación genera pérdidas económicas.

Objetivos de Continuidad del Negocio:

Riesgo positivo: La implementación de un plan de respuesta a desastres reduce el tiempo de inactividad.
Riesgo negativo: Un desastre natural afecta la infraestructura crítica de la empresa.

Objetivos Antisoborno:

Riesgo positivo: La cultura de ética y transparencia reduce la probabilidad de casos de soborno.
Riesgo negativo: Un empleado acepta un soborno, lo que afecta la reputación de la empresa.

Objetivos de Gestión del Talento Humano:

Riesgo positivo: La inversión en capacitación y desarrollo aumenta la productividad.
Riesgo negativo: La fuga de talento afecta la capacidad de la empresa para alcanzar sus objetivos.

El riesgo no es solo un concepto negativo, sino una herramienta para la toma de decisiones estratégicas. La comprensión del riesgo, en el contexto de la norma ISO 31000, permite a las organizaciones anticipar eventos, tanto positivos como negativos, y tomar medidas para alcanzar sus objetivos de manera eficiente y responsable.